Ana se presenta con una sonrisa de oreja a oreja y una voz cantante, llena del sol de Málaga . Propietaria de la African House en Tolox, en la Sierra de las Nieves, nos cuenta una historia repleta de aventuras: la suya.
Madrileña de origen y periodista de formación, trabajó en grandes empresas desarrollando proyectos de comunicación en todo el mundo. Así, cuenta de forma muy natural como tuvo la suerte de descubrir y vivir en Australia, Estados Unidos o Kenia, donde tuvo su primera experiencia como emprendedora en el sector turístico, “¡en la sabana, rodeada de fauna salvaje!.”
A estas alturas entendemos mejor el nombre de su actual casa rural: African House. Con su familia, decidieron no volver a la ciudad cuando regresaron de África. Necesitaban naturaleza y tranquilidad pero también la cercanía de la gente, cosas que no encontraban en el ámbito urbano.
Para Ana, el contacto con la naturaleza es primordial. Precisa que hablando de naturaleza se refiere al disfrute de cosas sencillas, tal y como lo pudo experimentar en África, como tomarse un vino bajo un cielo estrellado, disfrutar de una puesta de sol, colaborar con la economía local, etc.
Desde hace 3 años y medio se lanzó con su familia a la gestión de un alojamiento turístico que le permitiría no perder el contacto con su entorno, tampoco con la gente. Pusieron mucho de su historia en esa casa, para desarrollar lo que Ana califica de “proyecto con alma”.
Se podría decir que su proyecto, tanto de vida como profesional, gira en torno a esa búsqueda de valores y de sentido. Sin darse cuenta, Ana sigue hablando en plural. Nos cuenta un proyecto compartido, que corresponde con la idiosincrasia de su familia. Nos precisa que eligieron el campo por una buena razón: allí es donde volvieron a encontrarse con una forma de entender el tiempo, de gestionarlo y de organizarse, más cercana a la primera experiencia que tuvieron en África.
“El que no pone esfuerzo y trabajo detrás de un proyecto no consigue sacarlo adelante, nadie te regala nada.”
Lo tiene claro; en los pueblos existe una red de personas que orientan, incluso a veces los mismos alcaldes o técnicos del ayuntamiento se implican y se vuelcan por los proyectos de sus habitantes. Asimismo, la noción de ayuda y solidaridad es distinta, más natural y fuerte en el ámbito rural . En su caso, nos cuenta cómo comparten información de utilidad entre emprendedores turísticos, pero también cómo les ayudan los vecinos con el mantenimiento de la casa y de los exteriores… En otras palabras, para Ana, la única forma de avanzar es siendo integrada y apoyada por las personas que viven y conocen el ámbito rural.
Su consejo para todas las emprendedoras: “buscar ayuda, explorar todas las posibilidades que os ofrecen las redes, porque os apoyarán y crearán la diferencia”.